REGLAS PRÁCTICAS DE REDACCIÓN Y ESTILO
El empleo de la palabra exacta, propia y adecuada es una de las reglas
fundamentales del estilo.
Es imprescindible el uso de un buen diccionario.
Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un esquema previo,
un borrador.
Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la
música, también “se pega”.
«Sólo hay dos palabras en el idioma: EL VERBO Y EL SUSTANTIVO». No
abusemos de las restantes partes de la oración.
Conviene evitar los verbos “fáciles” (hacer, poner, decir, etc.) y los
“vocablos muletillas” (cosa, especie, algo, etc.).
No es conveniente abusar de los adjetivos, sobre todo evítese la
duplicidad.
No es conveniente abusar del adverbio, sobre todo de los terminados en
mente.
Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieren.
Evítense las preposiciones “en cascada”. La acumulación de
preposiciones produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la
elegancia del estilo.
No abuse de las conjunciones “parasitarias”: “que”, “pero”, “aunque”,
“sin embargo”, y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de
la frase.
No abuse de los pronombres, y, sobre todo, tenga sumo cuidado con el
empleo del posesivo “su” pesadilla de la frase que es causa de
anfibología (doble sentido).
Tenga muy en cuenta que “la puntuación es la respiración de la frase”.
No olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa.
No abuse de los incisos y paréntesis.
No abuse de las oraciones de relativo, y procure no alejar el pronombre
“que” de su antecedente.
Evite las repeticiones excesivas y malsonantes; pero tenga en cuenta
que, a veces, es preferible la repetición al sinónimo rebuscado.
La construcción de la frase española no está sometida a reglas fijas. No
obstante, conviene tener en cuenta el orden sintáctico (sujeto, verbo,
complemento) y el orden lógico.
Como norma general, no envíe nunca el verbo al final de la frase.
Para la debida cohesión entre las oraciones, procure ligar la idea inicial
de una frase a la idea final de la frase anterior.
Evítense las transiciones bruscas entre distintos párrafos. Procure
“fundir” con habilidad para que no se noten dichas transiciones.
Además del estilo, hay que tener en cuenta el tono, que es el estilo
adaptado al tema.
Huya de las frases hechas y lugares comunes (tópicos).
Relea siempre lo escrito como si fuera de otro. Y no dude nunca en
tachar lo que considere superfluo. Si puede, relea en voz alta: descubrirá
así defectos de estilo y tono que se escaparon a la lectura silenciosa.
Tomadas de Curso de redacción. G. Martín Vivaldi
lunes, 25 de enero de 2010
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